Sarna (2024)

Datos y cifras

  • La sarna humana es una infestación parasitaria causada por el ácaro Sarcoptes scabiei var. hominis.
  • Se estima que, en cualquier momento en que se calcule, hay 200 millones de personas en el mundo con sarna.
  • Entre el 5% y el 10% de los niños de las zonas con pocos recursos tienen sarna.
  • Es una enfermedad presente en todo el mundo, si bien es más frecuente en los países tropicales cálidos y en las zonas con alta densidad de población.

Panorama general

La sarna humana es una infestación parasitaria causada por ácaros diminutos que se meten en la piel, donde ponen huevos, lo que acaba causando un picor intenso y sarpullidos.

También puede provocar úlceras en la piel y complicaciones graves como la septicemia (una infección de la sangre), y puede afectar al corazón y los riñones. Se trata con cremas o medicamentos que se tragan.

Es una enfermedad contagiosa que se propaga por contacto directo con la piel de las personas afectadas. Aunque se da en todo el mundo, es más frecuente en las zonas tropicales de pocos recursos. Los niños y las personas mayores que viven en lugares con pocos recursos corren más riesgo.

Magnitud del problema

La sarna es una de las enfermedades dermatológicas más frecuentes y representa una parte considerable de las enfermedades cutáneas de los países en desarrollo. Se estima que, en cualquier momento en que se calcule, 200 millones de personas en el mundo la padecen, y la cifra acumulada de afectados es de 400 millones cada año.

Aunque está presente en todo el mundo, es más frecuente en muchas zonas tropicales de pocos recursos y afecta más a grupos vulnerables como los niños y las personas de edad. Su prevalencia media entre los niños que viven en estas zonas es del 5% y el 10 %. Además, los parásitos de la sarna suelen infestar de forma recurrente y la enorme carga de la infestación y sus complicaciones conllevan costos sustanciales para los sistemas de salud. En los países de ingresos altos se dan casos solo esporádicamente, pero los brotes en los establecimientos de salud y entre los colectivos vulnerables entrañan un costo económico considerable para los servicios nacionales de salud.

Varios estudios han demostrado que las epidemias de sarna son un importante factor de riesgo de sufrir complicaciones renales, concretamente glomerulonefritis aguda posestreptocócica. Cada vez hay más pruebas que el impétigo causado por Streptococcus pyogenes puede estar implicado en la patogenia de la fiebre reumática y la cardiopatía reumática.

Síntomas

Los síntomas de la sarna suelen empezar entre 4 y 6 semanas después de la infestación pero, a veces, se pueden ver algunos signos antes de que aparezcan los síntomas.

Los síntomas de la sarna son:

  • picor intenso que, a menudo, es mayor por la noche;
  • bultos (pápulas) y surcos lineales con picor en dedos, muñecas, brazos, piernas y alrededor de la cintura;
  • bultos inflamados en los genitales masculinos y los senos femeninos; y
  • una erupción más grave en los bebés y los niños pequeños, sobre todo en las palmas de las manos, las plantas de los pies y el cuero cabelludo.

La mayoría de las personas con sarna resultan infestadas por entre 10 y 15 ácaros.

Las personas inmunodeprimidas, entre ellas las infectadas por el VIH, pueden presentar una forma costrosa y grave de la enfermedad denominada sarna noruega, en la que la infestación por miles a millones de ácaros produce una dermatosis escamosa y costrosa, a menudo sin picor. La sarna costrosa se propaga muy fácilmente y puede causar infecciones secundarias potencialmente mortales.

Los ácaros aradores de la sarna excavan la capa superior de la piel, donde la hembra adulta deposita sus huevos. Los huevos eclosionan en 3 o 4 días y se convierten en adultos en 1 a 2 semanas. Tras 4 a 6 semanas, el paciente presenta una reacción alérgica a las proteínas y las heces presentes en las galerías que excavan los parásitos, lo que causa un prurito intenso y erupciones.

Los efectos de los ácaros en la inmunidad y las consecuencias directas de rascarse pueden hacer que en la piel entren bacterias que pueden causar impétigo, sobre todo en las regiones tropicales. El impétigo produce lesiones en la piel y se puede complicar en forma de infecciones cutáneas más profundas, como abscesos o enfermedades invasivas graves, incluida la septicemia. En las regiones tropicales, la infección cutánea asociada a la sarna es un factor de riesgo habitual de insuficiencia renal y, a veces, de cardiopatía reumática. En hasta el 10% de los niños con sarna que viven en lugares de escasos recursos se encuentran indicios de afectación renal aguda que, en muchos casos, persiste años después de la infección y da lugar alteraciones permanentes.

Prevención

La mejor forma de prevenir los brotes epidémicos es el tratamiento inmediato de la sarna. Fuera de la piel, los ácaros causantes no sobreviven más de 2 o 3 días.

Las siguientes medidas pueden ayudar a prevenir la propagación de la sarna:

  • evitar el contacto piel con piel con una persona infestada, sobre todo si tiene erupciones que le causan picor;
  • cuando una persona tenga sarna, tratar a todos los miembros de su familia para evitar que les contagien los ácaros;
  • lavar y secar las sábanas y la ropa con las que haya estado en contacto la persona infestada. Hay que lavarlas con agua caliente y secarlas a la luz directa del sol, con una secadora de ciclo caliente o en seco;
  • meter los objetos que no se puedan lavar en una bolsa de plástico y cerrarla durante una semana para ayudar a eliminar los ácaros; y
  • limpiar y aspirar o barrer las habitaciones después de tratar a una persona infestada, sobre todo si presenta la forma costrosa de la enfermedad.

Transmisión

La sarna suele transmitirse de forma directa a través del contacto directo con la piel de una persona infestada, por ejemplo, al convivir con ella. El riesgo de contagio aumenta con el grado de infestación, por lo que es mayor si la persona tiene sarna costrosa. La transmisión por el contacto con artículos personales infestados (por ejemplo, prendas y ropa de cama) es poco probable en el caso de la sarna común, pero puede ser más probable si se trata de la forma costrosa. Como hay un período de la infestación que no causa síntomas, la transmisión puede producirse antes de que la persona inicialmente infestada empiece a presentarlos.

Diagnóstico

El diagnóstico de la sarna se basa en el reconocimiento clínico de las características típicas de la infestación. Se pueden utilizar técnicas de imagen como la dermatoscopia o el examen microscópico de muestras de piel tomadas por rascado de los surcos, si bien ello no suele ser necesario, sobre todo en las zonas de gran endemicidad. Los pacientes suelen presentar prurito intenso, surcos lineales y pápulas, localizados entre los espacios interdigitales, alrededor de las muñecas, en las extremidades superiores e inferiores y en la línea del cinturón. En los lactantes y los niños pequeños, la erupción puede ser más generalizada y afectar a las palmas de las manos, las plantas de los pies, los tobillos y, a veces, el cuero cabelludo. Pueden observarse nódulos inflamatorios, sobre todo en el pene y el escroto en los hombres adultos y alrededor de los senos en las mujeres. Debido a la latencia entre la infección inicial y la aparición de los síntomas, algunas personas cercanas que aún no experimentan picor pueden presentar lesiones.

Tratamiento

La sarna se trata con cremas tópicas o, en los casos más graves, con medicamentos tomados por vía oral. A menudo, al iniciarse el tratamiento, el picor empeora durante una o dos semanas.

Estos son algunos tratamientos locales que se aplican por todo el cuerpo:

  • crema de permetrina al 5%
  • solución acuosa de malatión al 0,5%
  • emulsión de benzoato de bencilo al 10-25%
  • pomada de azufre al 5-10%

La ivermectina, tomada por vía oral, también es muy eficaz, pero no se debe prescribir a embarazadas ni a niños que pesen menos de 15 kg.

Los tratamientos no matan los huevos del parásito y es necesario repetirlos para matar los ácaros recién eclosionados. Debido a que, en las primeras fases de la infestación, las personas no muestran síntomas, se debe tratar a todas las personas que vivan juntas, aunque no presenten síntomas, a fin de que la enfermedad no se propague.

Si aparecen complicaciones, se pueden necesitar otros tratamientos. Para tratar las infecciones cutáneas bacterianas o el impétigo se utilizan antisépticos o antibióticos.

La sarna hiperqueratósica es muy contagiosa y puede dar lugar a reinfecciones en otras personas. A los pacientes afectados se les ha de administrar un tratamiento intensivo, ya sea oral o tópico.

Lucha contra la enfermedad

Varios países han señalado que el control de la sarna y sus complicaciones es una prioridad de salud pública y varios estudios han demostrado que las estrategias de administración masiva de medicamentos (AMM) reducen significativamente la prevalencia de esta enfermedad y, además, del impétigo. En 2019, la OMS convocó una consulta informal a expertos de todo el mundo para examinar las pruebas disponibles y formular recomendaciones sobre estrategias de control nacionales y mundiales. Los expertos coincidieron en que hay pruebas concluyentes de que la AMM puede ser muy eficaz en las zonas donde la prevalencia es del 10% o superior, pero que la evidencia de esta eficacia no es tan clara cuando la prevalencia es menor. La recomendación actual es administrar dos dosis de ivermectina, a razón de 200 microgramos por cada kilogramo del peso corporal, y un fármaco por vía tópica, como la permetrina al 5%, cuando no disponga de ivermectina o esta esté contraindicada. Se está estudiando si bastaría dar una sola dosis de AMM, pero por el momento no hay pruebas concluyentes. Es preciso seguir investigando para saber qué estrategias aplicar cuando la prevalencia es baja, ya sea inicialmente o cuando se logre como resultado de la AMM.

Los brotes de sarna pueden surgir en lugares cerrados (como hospitales, internados o centros de cuidados de larga duración) o en colectividades abiertas. En los campamentos de refugiados o desplazados internos se corre más riesgo debido al hacinamiento, que aumenta el contacto directo con la piel de otras personas. Algunos brotes son prolongados y difíciles de controlar. Los principios generales para controlar un brote son mantener la vigilancia en los lugares de alto riesgo, confirmar rápidamente los brotes y confiar en expertos en salud pública.

En el informe de la consulta informal de la OMS sobre un marco para el control de la sarna se mencionan los principales estudios de investigación operativa que aún deben realizarse para elaborar directrices sobre estrategias de control y vigilancia en todos los ámbitos.

Se están aplicando estrategias de AMM contra la sarna en Papua Nueva Guinea, Vanuatu, Fiji y las Islas Salomón.

Respuesta de la OMS

En 2017, la OMS incluyó la sarna y otras ectoparasitosis en la lista de enfermedades tropicales desatendidas, en respuesta a las solicitudes de los Estados Miembros y para aplicar las recomendaciones del Grupo Consultivo Técnico sobre Enfermedades Tropicales Desatendidas.

De acuerdo con las metas mundiales de la OMS para luchar contra la sarna de aquí a 2030, los países deberían aplicar estas medidas:

  • incluir el control de la sarna en el conjunto de medidas de la cobertura sanitaria universal; y
  • aplicar intervenciones de AMM en las zonas donde la enfermedad es endémica, es decir, allí donde la prevalencia es del 10% o superior.

La OMS colabora con los Estados Miembros y sus asociados para elaborar estrategias de control y planes de respuesta a los brotes de sarna. La Organización recomienda incorporar las estrategias de control de la sarna en una estrategia integral de lucha contra las enfermedades tropicales cutáneas desatendidas que se adapte a la carga de cada enfermedad en función del país, para que la estrategia se pueda aplicar de forma rápida, eficaz y rentable. La OMS ha incluido ya la ivermectina en su lista de medicamentos esenciales contra la sarna y ha precalificado a varios proveedores de este fármaco.

Referencias

  1. WHO informal consultation on a framework for scabies control, meeting report, WHO Regional Office for the Western Pacific, Manila (Filipinas), 19–21 de febrero de 2019. https://www.who.int/publications/i/item/9789240008069.
  2. The global burden of scabies: a cross-sectional analysis from the Global Burden of Disease Study 2015. Karimkhani C, Colombara DV, Drucker AM, Norton SA, Hay R, Engelman D, et al. The global burden of scabies: a cross-sectional analysis from the Global Burden of Disease Study 2015.Lancet Infect Dis. 2017;17:1247–54. https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(17)30483-8/fulltext.
  3. Tsoi SK, Lake SJ, Thean LJ, Matthews A, Sokana O, Kama M, Amaral S, Romani L, Whitfeld M, Francis JR, Vaz Nery S, Marks M, Kaldor JM, Steer AC, Engelman D. Estimation of scabies prevalence using simplified criteria and mapping procedures in three Pacific and southeast Asian countries. BMC Public Health. 2021 Nov 10;21(1):2060. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34758806/.
  4. Romani L, Whitfeld MJ, Koroivueta J, Kama M, Wand H, Tikoduadua L, et al. Mass Drug Administration for Scabies Control in a Population with Endemic Disease. The New England journal of medicine. 2015;373(24):2305-13. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmoa1500987.
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